INFERTILIDAD: CUANDO LO QUE DUELE NO ES EL CUERPO SINO EL ALMA

Una de las funciones vitales de todo ser vivo  es la reproducción. Los seres humanos, a diferencia de otros seres vivos, vamos evolucionando desde el punto de vista tecnológico, y con ello nuestra calidad de vida también va mejorando, postergando cada vez más nuestro deseo de ser padres. Pero resulta que nuestro reloj biológico no se atrasa por ello. Las mujeres siguen siendo más fértiles a los 20, que a los 30 o a los 40.

Por infertilidad entendemos  la imposibilidad de  concebir un niño naturalmente o de llevar un embarazo a término después de un año de vida sexual activa. Hay muchas razones por las que una pareja puede no ser capaz de concebir, o no ser capaz de hacerlo sin asistencia médica.

El Consejo Internacional de Difusión de Información sobre Infertilidad considera que una pareja es infértil si:

  • No han concebido después de más de 12 meses de mantener relaciones sexuales sin protección, o después de 6 meses si la mujer tiene más de 35 años de edad. La duración reducida para mujeres de más de 35 años se debe al rápido decline de la fertilidad a partir de esa edad, por lo que debería solicitarse ayuda más rápidamente.

  • No puede llevarse el embarazo a término.

La infertilidad afecta aproximadamente al 15% de las parejas. Aproximadamente el 35% de los casos se deben a un factor masculino, 55% se deben a un factor femenino, y el resto es de causas inexplicables.

Si bien se trata de una enfermedad crónica, posee unas características propias y distintivas:

·        no impone limitaciones físicas a quienes la padecen,

·        no suele cursar con sintomatología y dolor asociado a la misma,

·        no afecta a la funcionalidad del sujeto,

·        no existe una amenaza real a la propia vida 

·        las parejas pueden elegir libremente tratamiento o no ya que su evolución no amenaza su supervivencia (Antequera, Moreno-Rosset, Jenaro y Ávila, 2008)

Por lo tanto no tiene molestias o consecuencias físicas sino que se trata más bien de consecuencias a nivel emocional. En los últimos años una nueva rama de la psicología está abriéndose en este campo: la Psicología de la Reproducción.

Se trata entonces no de un dolor físico sino de un “dolor en el alma”.

Cuando una pareja pasa un tiempo prolongado buscando un hijo y su presencia no se produce, lo que se percibe a cambio es “la ausencia”. Dicha ausencia, en ciertos períodos, se hace muy difícil de sobrellevar. Así, en su contexto social todo tiene un sentido alrededor de esta ausencia: unos amigos tienen un hijo (y ellos no pueden), en el consultorio del ginecólogo hay más de una embarazada (ella no consigue quedar embarazada), familiares que preguntan por qué aun no tienen hijos, etc.

Sin duda, el asumir la imposibilidad natural de tener hijos, resulta uno de las situaciones más difíciles de asumir.

Las personas se ven enfrentadas a una crisis que genera angustia y sentimientos de pérdida. La respuesta de estas personas frente a la incertidumbre que provoca esta situación dependerá de los recursos psicológicos y  de la situación particular de la pareja.

A partir de acá comienzan las parejas a atravesar por un proceso de emociones que tienen cierto orden cronológico:

 

-         Durante la primera visita al especialista en fertilidad, las emociones que priman son alternantes: “esperanza-desesperanza” “ánimo-desánimo”“ilusión-desilusión” “fuerza-debilidad”, etc.

-         Durante el estudio de la fertilidad, la sensación predominante es el estrés, por la gran cantidad pruebas a la que cada miembro de la pareja de be de someterse. Y en los casos donde hay desconocimiento del tema y de los procedimientos, al stress debemos sumarle la preocupación y la angustia.

-         Durante el diagnóstico de la infertilidad, el impacto que produce conocer las causas de la imposibilidad de tener un hijo implica elaborar un duelo por el hijo soñado. Al igual que otras situaciones de la vida que son difíciles de asumir, se va transitando por una serie de emociones:

 

shock debido a que resulta, a veces, difícil su aceptación;

negación aunque se lleve mucho tiempo sin conseguir el embarazo;

culpa por sentirse incapaces de concebir,

enfado o impotencia por no poder controlar la situación o

aceptación al conocer la causa.

 

-         Durante la etapa del tratamiento: es el momento de mayor estrés, ya que la vida cotidiana giran en torno al tratamiento. Algunas parejas eligen llevar este proceso en la intimidad, y otras recurren a su red social para sobrellevar este tiempo.

-         Durante los resultados del tratamiento: dependerá de si es positivo o negativo. En el primer caso, la pareja tendrá un sentimiento intenso de felicidad y lo que resta es tomar todas las medidas y cuidados necesarios para sostener el embarazo

Si el resultado es negativo puede aparecer  rabia, que puede dirigirse hacia uno mismo,  hacia todos, hacia Dios, hacia el otro. Luego surgen los reproches, los que pueden ser dirigidos hacia otros o hacia si mismo. La autoestima se ve comprometida por lo que no sentirse capaces de engendrar. Es frecuente  que la pareja entre en crisis.

La ayuda psicológica como se puede deducir de la gran cantidad e intensidad de sentimientos, se convierte en una intervención clave tanto del tratamiento de fertilidad, como de las consecuencias derivadas de la infertilidad en sí misma, aunque no se opte por realizar un tratamiento de reproducción asistida.

Sería conveniente recurrir a ayuda psicoterapéutica en situaciones donde uno o ambos miembros de la pareja sienta:

Soledad o aislamiento

La fertilización se convierte en una obsesión

Dificultad para compartir situaciones donde estén involucrados niños

Sentimiento de incomprensión por parte de la familia o amigos

Este sentimiento está afectando el rendimiento laboral y en las relaciones sociales

Dificultad para controlar estos sentimientos o para controlar su vida en general.

Sentimiento de tristeza o de inferioridad.

 

La posibilidad de elaborar estos sentimientos, será una forma de reconciliarnos con la vida y con nosotros mismos.

 

Roxana Antonia Apollonio

 

Bibliografía de referencia:

-Diego Lange: “Aspectos psicológicos de la pareja infértil”, (diciembre 2008).

-Antequera, R. (2009). Cuando las técnicas de reproducción asistida llegan al final. En C. Moreno-Rosset (Coord.). La Infertilidad ¿Por qué a mí? Un problema o un reto en la pareja, pag. 125-151. Madrid: Ed. Pirámide.

-Antequera R, Moreno Rosset C, y col: Intervención psicológica en infertilidad: protocolos para las unidades de reproducción y en la consulta clínica. Focad, undécima edición, noviembre-diciembre 2010.

DESCARGA EL ARTICULO COMPLETO AQUI